Roger Federer ha vuelto a proclamarse campeón del prestigioso torneo de Wimbledon. La víctima ha sido Roddick, que ha plantado mucha más cara de la que se esperaba.
El partido se ha alargado hasta los 5 sets, algo que suele pasar en las finales de los grandes torneos y que pone de manifiesto la igualdad entre los dos contendientes. Roddick plantó cara y aguantó basándose en sus saques, su físico y algunos golpes espectaculares que sorprendieron a todo el mundo.
Federer hizo su partido, jugó con una tranquilidad pasmosa, tanto si iba por delante como si iba por detrás, tranquilidad que a veces le llevó a un exceso de relajación que se vió reflejado en algunos errores no forzados impropios del crack suízo.
Es de destacar el gran papel desempeñado por Andy Roddick durante todo el torneo, incluyendo la final. Ha estado muy seguro, utilizando su mejor arma, el saque, con una fiabilidad espectacular. También ha estado muy completo en el aspecto físico (aunque en la final se le notó más cansando que a Federer) y ha jugado un muy buen tenis. Sólo ha tenido pequeños fallos en la final, sobre todo a la hora de manejar los tempos del partido, pecando de precipitación el algunos momentos, algo que aprovechó Federer.
Al final el partido terminó con el 16 - 14 del quinto set. Federer tiene su sexto Wimbledon, ha superado a Pete Sampras en número de Grand Slams (15) y ha recuperado el número uno. Veremos si Nadal es capaz de arrebatárselo cuando se recupere. Pase lo que pase, Federer ha escrito una página más en el libro de la historia del tenis, y ya van unas cuantas.
Se suele decir que hasta que un deportista se retira no se puede hablar de si ha sido el mejor de la historia pero, en mi opinión, con Federer se puede hacer una excepción. Su elegancia, sus golpes de extrema dificultad, su tenis que divierte al espectador y su control de los partidos (además de todos sus títulos) permitirían catalogarlo como el mejor de todos los tiempos hoy mismo.
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